domingo, 16 de marzo de 2008

Sonrisa a pilas

Tengo la sonrisa a pilas. Y en estos días las siento un poco gastadas... les falta energía, no alcanza para hacerme brillar como de costumbre. Lo noto en mi falta de locura. En mi bajoneo cotidiano... Los viajes en transporte público no me repuntan la imaginación, sino que al contrario, me sumen en la melancolía. Estoy un poco sin rumbo.
Tiemblo de miedo cuando miro hacia adelante y hacia los lados. El futuro me espera al acecho como un león a una presa débil y solitaria. Mi cabeza se me vuela en proyectos que son tan grandes como difíciles de concretar. No quiero que se me acaben las dosis de esperanza, así que así ando en estos días, nutriéndome de esperanza en la cotidianeidad de mi vida. Haciendo de lo cotidiano algo un poco más colorido, más oxigenado. Cambiando rutas clásicas por caminos poco transitados. Tratando de que las cosas a las que temo no me quiten el sueño, necesito estar bien descansada para poder hacer. Y por último, que la falta de calor, la falta de amor, no sean como siempre un motivo para ponerle empeño a mis palabras. Si mis palabras van a volar, que tengan un vuelo con destino, no un destino desahogantemente individual.

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