jueves, 6 de marzo de 2008

Eterna calesita

Otro día igual los anteriores, apoyado en el afeizar de la ventana mirando hacia afuera. Los arboles, los caminos que no llevan a ninguna parte. El mentón apoyado en sus manos, los ojos perdidos en sus pensamientos. Piensa que el tiempo no vale nada. Piensa que hace calor, pero tiene frío. Pienso que cada día me importa menos estar vivo. ¿Qué carajo significa estar vivo?
Se da vuelta, y recibe otro mate amargo que ella le ceba. Con amor, pero con amor no basta. Lo chupa sin ganas, desinteresadamente.
- Mirame Lucho. Mirame. ¿Cuánto tiempo más vamos a esperar?
- No jodás Noe, no jodás.
- Pero...
- Si no te gusta ahí tenés la puerta.
Me callé, como siempre. Los días pasan y no se nota, parece que cada día que se levantan viven el mismo número del calendario. Ella ya sabía como seguía la historia. Pedidos, negativas. Pedidos, negativas. Su amor de cuento de hadas se había transformado en una pesadilla. Lucho se levantó de la silla, manoteó un buzo de entre la pila de ropa y se miró al espejo. Sus ojos grises se perdían entre las ojeras profundas, la piel púrpura y débil. Tan débil como el alma de su dueño.
Agarró la billetera mientras lo pensaba otra vez. Hoy podría ser el día... ¿Me atreveré?
Se agachó frente a Noelia, le tomó las manos y la miró. A ella le caían las lágrimas.
- Ya sabés, si no vuelvo... no, no llorés, ya sabés como es esto. Si no vuelvo quemás todo. Te olvidás de que existí. Acordate de que si estás acá es porque querés. Borrate negra, borrate de acá, a vos te espera algo mejor.
Se levantó, abrió la puerta y cuando estaba por cruzarla y volver a desaparecer, ella dijo:
- Esto se va a terminar cuando elijas. Pero sos un cagón.
La miró con desprecio y cerró de un portazo.

El anochecer, la pava otra vez en el fuego, sin novedades. Trata de concentrarse en los papeles que tiene que leer, pero no puede. Nunca puede hasta que él no llega. Son las 10 y no llegó. Las 11 y no llegó. ¿Lo habrá hecho al fin? Hacelo de una vez Luciano, hacelo.
La puerta se abrió y entro él. Empapado, dado vuelta, pero vivo. Vivo.
Ella suspiro.
- ¿Querés un mate?

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