jueves, 30 de agosto de 2007

Rayuela (Cap. 7) - Julio Cortázar

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua.

lunes, 27 de agosto de 2007

Dejame volar

¿Cómo agradecerte en pocas frases todo el tiempo compartido, las palabras dichas, el amor de verdad?
¿Cómo hacer para no lastimar tu corazón, ese que tanto amé y tanto me dio? Si solo estoy empezando a amar... Nada más dulce y complejo que eso...
Estoy siguiendo tus enseñanzas, vos me enseñaste a dejar la vida en cada beso, en cada caricia, esas cosas no las voy a olvidar jamás. Pero no podés pedirme que no siga adelante, que no me deje sentir, porque no puedo hacerlo.
La energía que hay en mi vida que muchos elogian está en todo, y sobre todo en algo tan increíble como el amor. Si me amas, aunque te cause dolor... ¿podés pedirme que no quiera con toda el alma?
Ahora es el momento de crecer, de volar... Realmente empezamos a emprender caminos separados. Siempre voy a estar a tu lado cuando me necesites, pero ya no como la nena que te robó el corazón, sino como una mujer que marco tu rumbo alguna vez. Lo que pase de ahora en adelante... Solo puede ser por vos.

miércoles, 15 de agosto de 2007

¿Qué pasa cuando, con una última exhalación de vitalidad, de energía, de luz, una persona expresa entre la neblina de la muerte:
"Queda mucho por delante, quiero vivir"?
El culto a la muerte está muy de moda en estos días, es más fácil morir que enfrentarse a la vida.
Y sin embargo, siempre están ellos, los que si miran con esos ojos que la misma vida les dio, los ojos del alma, y a pesar de todo, del dolor, del miedo, a pesar de la misma muerte, quieren seguir caminando.
Si yo camino, no es solo por mí, sino por ellos, y por todos los que no saben caminar y quieren aprender.
"Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos..."

"La enfermedad", de Eduardo Galeano

En alguna parada, un enjambre de chiquilines invadió el ómnibus. Venían de la escuela, y no paraban de hablar y de reír. Hablaban todos a la vez, a los gritos, empujándose, zarandeándose, y se reían de nada y de todo. Un señor increpó a Andrés Bralich, que era uno de los más estrepitosos:
--¿Qué tenés, vos? ¿La enfermedad de la risa?
A simple vista se podía comprobar que todos los demás pasajeros habían sido, ya, sometidos a tratamiento médico, y estaban completamente curados.
Sombríos, graves, esos rostros del Museo de Cera atravesaban la ciudad de Montevideo, de casa al trabajo, del trabajo a casa, a salvo de cualquiera de las locuras que en el mundo acechan.

Él, que ésta pero no está pero está y no está a la vez

A lo lejos se escuchan voces, se escuchan gritos, que me desarman y no me dejan salir. ¿Están fuera o están dentro de mí?
Me persiguen. Me señalan. Me enloquecen cada vez más. Miro a todos lados, no enfoco a ninguno, mi cabeza se pierde. Transito un laberinto donde el camino es recto y horizontal, es uno solo, no lleva a ninguna parte.
Me escondo otra vez. Detrás de una puerta, al costado del reloj. Me vuelvo a escapar. Te busco, no te encuentro, ¿dónde estás? ¿dónde te fuiste? ¿por qué me dejaste solo?
No, no quiero, basta, no quiero más esto, no me grites, no me empujes, ¡no entiendo!
Y me caigo... siento que me caigo... No consigo agarrarme, acercarme a ningún lugar. Y los gritos cada vez mas fuertes...

BASTA! DEJENMÉ! POR FAVOR, NO PUEDO MÁS!
Y de golpe...
Silencio. Oscuridad. Frío. Mucho, mucho, mucho frío. Soledad, otra vez solo y sin nadie a quien buscar. Me acuesto en la nada misma... Floto en el aire, lo toco, lo siento, es un abrazo que me quita el aire.
No veo nada, o veo todo, que sé yo... Tic tac, tic tac, tic tac. Los minutos pasan lentos, o pasan volando, no entiendo.
Y a pesar de todo...
Una mano. Un poco de calor. Me siento vivo otra vez, de verdad. Los dedos, suaves, largos, finos, me recorren. El pelo, el cuello, la cara. Buscan mis ojos, mi nariz, mi boca. Me reconocen... Siento el aroma, la fragancia conocida, en esos dedos desconocidos. Quiero abrir los ojos, pero los tengo abiertos, y sigo sin ver. Solo siento, más allá de mí.
Y en eso, una voz a lo lejos, que dice:
-Despertate, nos vamos. ¿Te sentís mejor?

Intitulado

Quiero estar con vos cuando me necesites, aunque solo necesites sonreír.
Dejame que te cuide, sé que puedo sostenerte cuando te estés por caer.
No quiero que la chispa se apagué, ni la que tenés siempre, ni la que aparece cuando estás conmigo.
Por más que no te entienda a veces, que me enoje cuando no te entiendo, y que me salga para afuera el demonio en sílabas, ya lo sabés, no te quiero lejos, te quiero cerca y cada vez más...

Y no me entiendo, no me entiendo, egoísta y a la vez con abstinencia de cariños, la cabeza no me funciona muy bien. O será que cuando uno le hace caso al corazón, se suceden las incoherencias?

jueves, 2 de agosto de 2007

Confusiones

Hay algo en vos que me atrae y a la vez me asusta. Lo de caja de sorpresas nunca estuvo de más... Incluso cuando se trata de cosas no tan dulces. Cada instante que pasa tiene algo bueno, pero cuando lo malo aparece equilibra la balanza de una sola vez. Quisiera entender eso a lo que le tengo tanto miedo, pero se me ocurre una sola hipótesis. ¿Será que presiento en el fondo de mi corazón, que cada vez que me dan ganas de salir corriendo espantada, de sentarme en un rinconcito a derramar alguna que otra lagrima, es el principio de un final? Cuando más duele es cuando trato de convencerme de que todo está bien y me doy cuenta. No hay nada peor que engañarse a uno mismo, ya suficiente tengo con el amplio espectro que abarca a los demás.
Lo dije en tu presencia, lo único que quiero es ser feliz, en el corazón y en el alma. Si no, no puedo luchar contra la corriente, contra todo lo que me hace y hace mal a todos.
¿Será eso lo que tendrás para enseñarme? ¿Cómo luchar con la adversidad? No sé. Solo sé, que en estos momentos, un abrazo no alcanza para sanar.