martes, 16 de enero de 2007

Colectivo Imaginario

"Cuando subi al colectivo senti el calor de su interior confortandome. Afuera hacia frio, tanto frio… Ese día se habia concluido el problema, ese dia se dio el final. Ella ya no me amaba, y yo… ¿La seguia amando? Mientras pensaba todo esto, me sente en un lugar cerca de la puerta, pero lejos de la ventana. Todavía estaba muy cera de lo que habia sido mi hogar. La bolsa de consorcio llena de recuerdos colgaba de mi mano, y la mochila en mi hombro contenia a la poca ropa que aun guardaban los cajones de esa habitación antes de esa tarde gris. Pense que la mudanza nunca se iba a terminar… Mis cosas eran pocas, pero no asi mis sentimientos. Me sentia atado todavía a esa vida que supe vivir alli.
El colectivo aceleraba la marcha conforme los pasajeros iban bajando de él. Cada uno con sus vidas, tan distantes de la mia, pero quien sabe, quizas parecidas… De pronto quedabamos muy pocos, abstraidos por nuestras mentes, por una vida que asfixiaba de dia y de noche. Solo nos unia la radio que sonaba en el fondo del lugar, que anunciaba que habian llegados las 6. Casi de dia, casi de noche. Mi mente seguia funcionando a mil por hora, buscando el por qué en cada rincón.
De repente, en una curva brusca, la vi. Mezcla de ángel y niña, quien sabe. Pero tan hermosa… Senti que ella tambien buscaba alguna cara que mostrara una mirada, una historia digna de contar. Nuestros ojos se cruzaron en un instante que parecio eterno, aunque no lo fue. Ella bajo la cabeza, sin embargo yo continue asi, observandola bajo esas luces blancas y resplandecientes. Y pude ver una sonrisa, simple sonrisa timida, escondida en el piso azul, o gris, ya ni recuerdo. Pero fue en ese momento cuando senti a mi corazon latir por primera vez, después de la muerte que yo mismo le habia dado al salir de mi hogar. En ese momento lo entendí. Mi hogar ya no era mi hogar, mi hogar estaba en la sonrisa de la nueva mujer que tenia que encontrar.
No fue ella, por supuesto. Simplemente, se levanto, toco ese sonoro timbre anaranjado, y sin mirar atrás, bajó del colectivo. No volvi a verla. Pero tampoco me importo. No era ella la que me habia calentado el alma, sino el volver a registrar la alegria a traves de mi propia retina. Se me habia descongelado el corazon. Y que bien que se sentia…"

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