jueves, 10 de enero de 2008

Cosmopolitan: relaciones amor/odio con el mundo en general

La lectura en nuestras vidas es para algunos un calvario y para otros un placer. Pasatiempo u obligación, todos hemos pasado por ella y seguiremos haciéndolo.
Pero en este comentario no quiero hablar de cualquier lectura, no quiero generalizar. Hoy puntualizo y particularizo como nunca. Quizás les ha pasado de caminar por la calle y cruzarse con uno de esos acorazados naranjas o verdes que ocupan un espacio en la vereda, llenos de letras y colores, atendidos por gente que indudablemente tiene características llamativas. Es decir: puestos de diarios y canillitas. Siempre hay algo que llama la atención, sean cuales sean nuestros gustos.
En este caso narraré una experiencia personal. Mi gusto sobre cualquier otro es la música, y como siempre, hoy decidí gastar algunos pesos en una revista preciosa que tiene mucho sobre ella. Los colores, la textura, hasta el aroma de ese conjunto de hojas, me hace querer tenerla en mis manos cada mes. Sin embargo... otro especimen me atacó por la espalda; bah, por los ojos. La muy apreciada y consumida en esta sociedad burguesa, la tan consultada por mujeres, la que atrapa con un solo vistazo. La de orígen estadounidense, la que borra personalidad, y tantos otras opiniones que no sirven para que no gastemos en ella. La revista Cosmopolitan.
Junto con mi placer rockero traje a casa a la viva imagen del placer sexual y el "hacerse un lugar en el mundo". ¿En qué mundo, si se puede saber? En la burbuja del "nada pasa más allá de mi misma". Cómo negar que me atraen la ropa y maquillaje caro, las melenas perfectas y los cuerpos puntuación 10 que exhiben, las vidas sexuales de película de Holliwood o las notas de amor... soy mujer, esas cosas van conmigo. Pero me encantaría saber hasta dónde van conmigo y no con el chip que me implantan cada día las imágenes que veo en cada lugar donde pretendo descansar la vista.
Les describo mi completamente subjetiva impresión de esta publicación. Las páginas son una suma de opiniones sobre lo que debemos o no debemos hacer en la vida, como encajar en un trabajo donde siempre hay alguien por arriba nuestro indicandonos qué hacer, como "deshacernos" de "competidoras" indeseables. La vida es una carrera de obstáculos y el éxito sólo se logra cuando entramos en el podio de la mejor vestida, mejor paga y mejor garchada. ¿Acaso uno tiene que seguir modelos de personalidad para ser feliz? Disculpen, lectoras de todo el mundo, pero no me caso con esa ideología. No quiero querer lo que otros quieren, quiero ser yo misma, y aceptarme a pesar de mis malas caras al levantarme o mi rollito de más. Y también quiero que me quieran así.
Último consejo, queridas redactoras "cosmo": los truquitos sexuales van a andar bien, en tanto y en cuanto dejen de tratarnos como conejos. Si, me gusta el sexo, les agradezco lo acertado de las investigaciones pero... sería mucho pedir que me dejen hacerlo a mi manera?

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