miércoles, 30 de diciembre de 2009

Últimas líneas de un tiempo que se acaba


Respirá hondo. Mirá, ¿no sentís acaso un perfume fresco, frágil, viajando por el aire? Yo sí, yo lo siento. Huele a libertad. Siempre buscamos armonía en las flores, en los pequeños animales, en los ríos. En los viejos sabios. Tanto tiempo buscando, sin saber, sin ver que en realidad la armonía está acá. Está adentro. Vení, dame tu mano. Hacia arriba y hacia abajo hay un mundo en movimiento, un mundo que no para de crecer. Semillas de cambio nacen y mueren en el interior de cada quien, lo que cambia es la fecha y hora del alumbramiento y de la defunción. ¿Ya firmaste el acta de las tuyas? Yo no lo creo. Creo que están germinando, brotando, como esos porotos con papel secante que mostraban sus retoños en los frascos de vidrio de nuestra infancia. No se necesita un laboratorio para hacer crecer los sueños. Es más fácil, o quizás increíblemente difícil. El desafío es poner algo de uno. Abrir la mente, los ojos, los labios, las piernas, los poros. Dejar de poner excusas. Ni vos ni yo sabemos si la vida es una, o son muchas vidas que se multiplican al pasar los siglos, encarnando en cuerpos diversos. Lo que si sabemos es que estamos acá, que somos acá, existiendo dentro y fuera de todo. Dejémos que el fuego arda, encendámonos, eclipsémonos. Te invito a iluminarte... ¿aceptás?

Feliz año nuevo, शािन्‍त (shanti) para todos!

No hay comentarios: